En el rubro de servicios legales, se están empezando a implementar nuevas metodologías con el objetivo de desarrollar habilidades de gestión que permitan mejorar los niveles calidad de los servicios a través de la generación incremental de valor y el foco en el cliente. En ese sentido, uno de los conceptos que en los últimos años se ha posicionado en el mercado en vista de su continuo crecimiento, y que se alinea muy bien con estos objetivos, es el de Agilidad.
La Agilidad, además de ser una metodología, es un mindset, el cual se apoya en distintos marcos de trabajo como el Scrum, Kanban o Lean Agile, esta se basa en 4 principios que tienen que ver principalmente con (i) la entrega continua de valor al cliente, y (ii) la apertura al cambio inminente y en los equipos autogestionados conformados con individuos motivados. Como podemos ver, si bien estos marcos de trabajo fueron creados en un inicio para el desarrollo de soluciones tecnológicas, sus principios pueden ser aplicados a cualquier otro modelo de negocio, razón por la que hoy nos enfocaremos en los modelos de negocio relacionados a servicios legales.
¿Cuáles son los beneficios de la Agilidad?
Según el manifiesto Agile, las principales ventajas de la gestión agile son las siguientes:
Mejora la calidad del entregable, minimizando errores y aumentando la satisfacción del cliente en los servicios.
Mayor compromiso, aumentando la satisfacción intrínseca del colaborador, motivando así el logro de objetivos como equipo.
Rapidez, acortando los ciclos de producción, y minimizando los tiempos de reacción y toma de decisiones.
Aumento de la productividad, haciendo un uso más eficiente de los recursos, alineada a las prioridades que tiene la empresa en el momento.
Pero, ¿cómo aplicamos agilidad en entornos de derecho?
De acuerdo al artículo “El amanecer del abogado Agile ”, “las metodologías ágiles facilitan la gestión de proyectos al desglosar el proyecto y entregar rápidamente un trabajo valioso al cliente”.
Siendo así, los marcos de trabajo han logrado incentivar el uso de las cadenas de comunicación y colaboración con el cliente permitiendo que los productos y servicios legales ajusten su curso continuamente para satisfacer sus necesidades, las mismas que son generalmente cambiantes de acuerdo a lo que le demande el mercado.
Asimismo, estos marcos de trabajo se centran en la cooperación, y su enfoque está en la resolución rápida de los problemas de los clientes y en la capacidad de responder eficientemente al cambio.
La adopción de metodologías ágiles en el derecho es un proceso continuo
Como podemos notar, la introducción de la agilidad en el Derecho ha sido paulatina y la vez sostenida. Un artículo publicado en la revista The Legal Technologist en junio de 2020 indicó que “para los abogados, el trabajo ágil significa una mayor libertad de horarios y horas facturables”.
Este artículo además señala que hoy en día las expectativas comerciales cambiantes del mercado son un factor determinante para la integración y popularización del uso de estos marcos de trabajo.
Del mismo modo, esta filosofía al conllevar una reducción de costos operativos para distintas empresas, los estudios de abogados se vieron incentivados a adoptar prácticas relacionadas con la innovación y la agilidad, así como la implementación herramientas tecnológicas en sus procesos, siendo la pandemia un factor determinante que aceleró este cambio cultural.
Ágil vs. Cascada como forma de trabajo para los abogados
Aunque sea tentador sostener la afirmación contraria, no siempre las metodologías ágiles son la mejor forma de trabajo para los abogados, por eso es importante comprender bien qué son las metodologías ágiles y como pueden ser aplicadas en el Derecho.
La consultora Gartner enfatiza la relevancia de la gestión ágil de proyectos para los departamentos legales modernos, al igual que para la adaptación a la tecnología digital, ya que la metodología ágil puede mejorar la eficiencia, satisfacer las demandas de los clientes y facilitar la ejecución de proyectos legales.
Pero, antes de adoptar las metodologías ágiles, los profesionales del derecho deben hacerse cuatro preguntas clave:
¿El trabajo se beneficiaría de la colaboración con el cliente para abordar necesidades cambiantes?
¿Existe un producto final claro para el proyecto, incluso si los detalles se definen en etapas?
¿Requiere el trabajo la participación de diversas áreas dentro del departamento legal?
¿Es posible dividir el trabajo en componentes más pequeños para una gestión ágil mediante sprints?
Responder estas preguntas ayudará a determinar si la metodología ágil es adecuada para el proyecto legal y permitirá aprovechar los beneficios de este enfoque, como la adaptabilidad y la colaboración interdisciplinaria.
Recordemos que una metodología destacada en este sentido es aquella que logra facilitar la identificación de proyectos o productos susceptibles de ser divididos en tareas más pequeñas y manejables, asegurando así resultados exitosos y promoviendo un ambiente de trabajo positivo.
Comments